top of page

LAS PRIMERAS LÍNEAS EN LA RESISTENCIA SOCIAL

  • Foto del escritor: Dagger
    Dagger
  • 15 feb 2022
  • 4 Min. de lectura

En nuestro país, las luchas sociales han pasado por difíciles vivencias que han casi que arrasado con la esperanza.

Aún con las heridas abiertas por las violaciones a los derechos humanos, las imágenes de cuerpos desmembrados, los desaparecidos y cientos de detenciones arbitrarias, nuestra militancia, parte de ella se hace presente en las protestas, en las jornadas de apoyo a los jóvenes en las marchas y también a la Primera Línea que siguen aún a más de 60 días de paro o mejor de protesta social en las calles resistiendo.

Estos jóvenes ubicados en lugares estratégicos tienen una perfecta planeación en el lugar. Al estilo de una organización urbana, armados de escudos de latón, cubriendo sus rostros con camisetas, en anillos de seguridad que en calles de varías entradas deben ser cubiertas, tienen baldes con vinagre, o leche para calmar un poco el desespero que producen los gases lacrimógenos lanzados por el Escuadrón Móvil Antidisturbios -ESMAD-. Allí en mis recorridos por varias de estas primeras líneas en Bogotá, Santander y Cesar, me he encontrado con la mirada al principio de suspicacia, luego cuando ven que somos de los amigos que luchamos por sus derechos, nos sonríen y dejan a un lado la desconfianza, esa con la que han tenido que sobrevivir estos largos días y noches interminables.

En Barrancabermeja, ciudad donde nací, en círculo se acercaron a mí, nos rodearon con los dos compañeros que llegaron conmigo, uno de los líderes ya me conocía, un día cualquiera me había llamado solicitando ayuda ya que estaba amenazado por las Águilas Negras y era tal el hostigamiento que necesitaba hacer la denuncia. Ese líder recordó, me abrazó y me hizo sentir que ese abrazo era de esperanza. Yo estaba muy cansada, había salido muy temprano desde Bogotá con otro compañero y dos chalecos antibalas por si algo podía pasar en el camino.

Luego de conducir 9 horas, un cambio de blusa y ya en el terreno con el más fuerte deseo de ver para qué podía ser útil a los ojos inquietos de esa muchachada entre los 14 y 25 años. En ese círculo me presenté, les hablé de mi historia de vida y de mis andanzas en esas mismas calles 30 años atrás, en el paro del nororiente en donde también siendo menor de edad y con la utopía a flor de piel, creía que estábamos haciendo revolución.

Seguí mi rumbo al día siguiente hacia el sur del departamento del Magdalena, hora y media después encontramos el bloqueo a la altura de San Alberto (Cesar). “Luis”, por llamar así a mi compañero de viaje hasta su tierra natal en San Sebastián, en el punto del bloqueo se separó de mí, la idea era ver quiénes en esa tierra de influencia paramilitar hacían el bloqueo que solo permitía el paso de ambulancias, adultos mayores en moto o vehículos particulares con niños pequeños.

A la hora se me ocurrió buscar ayuda para encontrar a los compañeros afines, alguien tenía que estar apoyando la protesta social. Después de varias llamadas, llegó uno de ellos, me presentó al presidente del sindicato de aceite de palma. Nos permitieron el paso no sin antes reunirnos por una hora, un corto video para Twitter y el paso para las demás personas en poco menos de 30 minutos.

Después de recorrer 12 municipios, llamarón los jóvenes de la Primera Línea de Barranca, habían sido atacados por el E esa misma noche que los visité. Varios heridos, uno de ellos perdió un ojo, en el hospital no les brindaban garantías para atenderlos porque no solo la Policía estaba para detenerlos, sino que los paras también hacían presencia quien sabe para qué más.

De regreso y después de manejar durante más de 10 horas, esta vez acompañada por “Rosa”, nos reunimos con ellos. Estaban replegados y mientras tanto lejos de sus hogares y del lugar de resistencia por las recientes amenazas de muerte. El líder me daba ubicación no fija. Al verlos un número grande de jóvenes encapuchados salía de un callejón y rápidamente se montaban en taxis para cambiar de lugar. Algunos se fueron con nosotras.

Ya en el sitio y "fresquiados", descubrieron sus rostros y como si fuera no se quien en silencio esperaban que hablara, los tranquilicé para que nos contaran si había heridos, los seguimientos y amenazas, les hice un video, unas llamadas, mi amiga es médico, los asesoró y después de tres horas ya estábamos rumbo a Bucaramanga por esas vías oscuras y solitarias.

El 24 de junio aún con la protesta social visitamos a la misión médica que atiende a la Primera Línea en el Portal de las Américas en Kennedy (Bogotá), el testimonio de “Julian” es desgarrador, su mayor dolor fue ver morir a Sebastián en sus brazos, asesinado por el Esmad, sus lágrimas parecían imparables. En momentos como esos, uno no sabe qué decir. Esto cada día está peor, no paran los asesinatos, detenciones arbitrarias y desaparecidos, las incursiones violentas por la fuerza pública ya superan las dos mil. Mujeres y hombres se juegan hoy la vida reivindicando sus derechos, entre ellos el derecho a la educación pública y gratuita, y sobre todo el derecho a la protesta y el respeto a la libertad y la vida. En la noche del 23 de junio se vivió otra oscura noche y en las siguientes, ¿hasta cuando?, aún no se sabe.


Viernes 2 de julio de 2021

Por Mary Luz Herrán C.


 
 
 

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

©2022 por MaryLuz Herran. Creada con Wix.com

bottom of page